Después de ver esta obra, he de confesar que lancé una serie de improperios contra Lars Von Trier a diestra y siniestra. ¿No podemos ser positivos? ¿No podemos ver el lado bueno de la vida?, emulando casi una escena de Bradley Cooper en "Silver Linings Playbook". Pero del mismo modo pudo más el reconocimiento hacia el autor al entregar una obra tremendamente transgresora que sin duda no deja a nadie indiferente.

En una actuación tan increíble como improbable, Björk interpreta a Selma, una inmigrante débil visual que se imagina en números musicales para evadir su realidad mediante sonidos casi incidentales tan dispares como de una prensa o el paso del tren. Mas allá de que se le señale de provocador, Von Trier parte de esta premisa para montar dichos números amparados con la sensacional interpretación de Björk, llena de dignidad y aceptación en cuanto a su destino de refiere (el número "I´ve seen it all" resumen la trama y el personaje), además, la fotografía, casi en mano, y la edición demuestran el tacto que el danés tiene para contar esta historia inclasificable.

Aunque la cruel resolución pueda caer en lo melodramático, el realizador para entonces logró su cometido. Conjuntar todos esos elementos para hacer nuestro el tremendo dolor de Selma y al mismo tiempo homenajear al cine musical con elementos del movimiento Dogma 95. Es demasiado. Merecida su Palma de Oro.