Ya es sabido que a la ficción argentina le va muy bien cuando se trata de representar los espacios del lumpen bonaerense, en este sentido Barrabrava no decepciona, pero tampoco eleva la vara.
Como producto es bueno, y suma algunos puntos por aventurarse al submundo de las hinchadas violentas, que como fenómeno es capaz de generar un enorme rechazo y a la vez fascinación en las mismas personas a la vez, logra a veces transmitir esa contradicción que se vive en ese momento eufórico de estar en una popular cuando escuchas los bombos y petardos con la barra y los canticos que se sopesan con el rechazo de entender que al fin de cuentas son organizaciones criminales, ¿y cómo lo hace? Bueno, primero está correctamente escrita, humaniza a todos sus personajes (de nuevo, mayormente delincuentes “la lacra más lacra”) presentándolos de forma multifacética, sin caer en la romantización de su mundo ni ubicarlos como meras y pobres víctimas.
Otro punto fuerte, quizá el más fuerte, es el reparto, que si tiene algún punto flaco se me escapa, todos muy a la altura de las pretensiones de la serie.
Como puntos negativos a marcar, el primero es que no existe ningún giro argumental que sorprenda, todo se ve venir sin sorpresas, realista sí, pero algo aburrido. Lo segundo es que la fotografía (que es bellísima) a veces desentona bastante con lo que se está contando, una cinematografía que en algunas escenas puntuales llama la atención sobre sí misma, aunque es como dije, solo en algunos momentos puntuales.