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AdolfoOrtega rating:
9
Drama 18th century rural Ireland. After his father is killed in a duel, Barry Lyndon lives with his mother. He is in love with his cousin, Nora Brady, but she gets engaged to the British Captain John Quin. Barry challenges him for a duel. He wins and escapes to Dublin. Since then, he will have a wandering life in his pursuit of nobility.
Language of the review:
  • es
February 25, 2012
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Hace poco emitieron en la 2 Barry Lyndon, y con esta emisión se renuevan nuestras esperanzas en una televisión de calidad, o, al menos, en un servicio público que reserva algunos de sus contenidos a espacios enriquecedores, a buen cine en este caso.
Stanley Kubrick, uno de los directores más laureados de todos los tiempos, lleva a la pantalla una historia que se desarrolla en Irlanda y Centroeuropa en pleno siglo XVIII, para relatarnos la progresiva conversión de un joven idealista, que no duda en batirse en duelo a muerte para defender un amor idílico, en un pragmático oficial sin escrúpulos. Sólo la valentía y el amor materno filial se atisban como rasgos inamovibles de su caracter. El resto de sus señas de identidad, de sus valores, se van moldeando conforme avanza su vida, adaptándose a su único objetivo, obsesivo, primero de escalar socialmente y de intentar mantener su posición después.
Pero ninguna sinopsis, al menos no la mía, está a la altura de uno sólo de los planos que nos regala el prestigioso cineasta. Kubrick rueda una película recurriendo a su búsqueda meticulosa de la perfección, desesperante por lo visto para todos los que trabajaban con él, pero que el resto de las personas con una mínima sensibilidad siempre le tendremos que agradecer. La dirección artística alcanza en esta cinta cotas difíciles de superar, e imposibles para mí de intentar describir. Y todo acompañado durante todo el metraje de una música que se cuela por nuesto oído hasta el fondo de nuestra alma para elevarla a no sé bien donde.
Ya espero con impaciencia, la próxima obra de arte que nos pueda ofrecer la tan criticada, casi siempre con razón, televisión.
AdolfoOrtega
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