La serie contiene todo lo que el espectador de Netflix desea. Un producto de la casa para gente de la casa. Empecé a verla por las buenas recomendaciones que tenía entre mis conocidos. Obviamente erré.

La serie aúna componentes de "Sensación de Vivir", "Sin miedo a Soñar - SMS-" y Por Trece Razones". Este factor la hace muy previsible porque todo lo que pasa lo has visto antes. Chicos de barrio en un colegio pijo viviendo mil y una situaciones rocambolescas. Para más inri, Algunos personajes como el de Nano (Jaime Llorente) o Samuel (Itzian Escamilla) están sobreactuados y por momentos la imagen de Mario Casas no puede salir de tu cabeza.
Otro detalle que no se puede obviar es el exceso de carne explícita que la serie distribuye a lo largo de todos los capítulos; pero es lógico teniendo en cuenta que su público objetivo es el adolescente.

Sin embargo, no todo iba a ser malo. En su defensa hay que destacar que en la primera temporada se resuelven la mayoría de las tramas y también hay actores que interpretan con unos niveles altísimos en papeles que no son sencillos y la evolución de los personajes es más que notable.

Otro punto a favor es el trato de temas tabú en la mayoría de producciones de ese tipo como son drogas, sida de una forma abierta y dinámica con una intención de terapia para el espectador que pueda estar en dicha situación.

En definitiva, Élite no pasará la historia como una serie de culto aunque sí lo hará como una muy entretenida en la que no hay relleno; siempre al grano. Ideal para un domingo de otoño.