Al ver este maravilloso film de Richard Linklater, lo primero que se me vino a la mente es una frase de la obra "Drácula de Bram Stroker", del maestro F.F. Coppola, en la que el protagonista dice: "...se puede decir que el hombre más dichoso es el que encuentra el amor verdadero...".
Jesse (Ethan Hawke), que personaliza el sueño que todos hemos tenido cuando hemos viajado en Interail de encontrar accidentalmente a la mujer de tu vida, es por una noche ese hombre del que hablaba el Conde Drácula en la preciosa película de Coppola.
Viendo esta maravilla se me viene a la cabeza el espíritu de films como "Breve encuentro", "Memorias de África" o "Los puentes de Madison" mezclado con la frescura de otras grandes historias, como las que se cuentan en "Beautiful girls" o "Alta fidelidad". Unos hablan del amor verdadero que se encuentra a contrapié y otras de la energía, la frescura y el desparpajo del auténtico espíritu de la juventud, una época compleja pero en la que se tiene todo una vida por delante y los sentimientos a flor de piel.
Son dos desconocidos que se han cruzado en un punto del universo. En ese punto de la intersección metafísica de toda una vida, que será recordado durante toda la eternidad, sus almas viajan juntas. Hay tanta belleza en la propuesta...
Finalmente, antes de terminar esta breve crítica que quiere ser un gesto de agradecimiento por el tiempo disfrutado viendo el film, destacar la interpretación del carismático Ethan Hawke y la magnética Julie Delpy, centros de gravedad permanentes de esta gran obra.