Si la primera ya era floja, esta segunda entrega tampoco se queda corta, mucho ruido y pocas nueces, para esta secuela ganadora del Razzie a la peor secuela en 2005.

Encabezando el reparto, el cuarteto "de carne y hueso" protagonista de la primera parte, más la estrella digital Scooby Doo. Personajes ridículos y diálogos más que infantiles, Matthew Lillard se dedica a hacer el tonto y los demás parecen estar obligados por contrato a intervenir en el asunto. Completa el cast Alicia Silverstone, pseudoestrella venida a menos y dispuesta a ser secundaria en cualquier película donde se la reclame.

Lo más destacable de la cinta son los Efectos especiales, más abundantes, ruidosos y mejores que en la primera parte, da la sensación de que intentan camuflar la nula entidad de la película
con toda clase de efectismos, monstruitos y diseños varios, que se convierten en prácticamente lo único que la hacen visible, aunque no consiguen remontar una historia totalmente hueca y nada apasionante.

En definitiva, una película que puede que atraiga al público infantil dado su colorista y potente apartado visual, pero nuestra esperanza de que se mejorasen los puntos negativos de la primera parte se ve totalmente frustrada.

Lo mejor: los efectos especiales.
Lo peor: no se sigue con interés.