El origen de los monstruos que intentan destruirnos es más que brillante. Nos presentan una situación de caos y sequía energética en el planeta para conducirnos después a la estación espacial Cloverfield, que tras hacer lo imposible por salvar La Tierra, acaba siendo el detonante final de su destrucción (en sus múltiples universos).
Sin embargo, desde que sabemos que el argumento principal de la saga viene dado por un choque interdimensional, hasta que vemos el resultado de tal aberración científica, no ocurre nada. Y digo nada porque la película se transforma en una película sin rumbo alguno y con, aproximadamente, una hora de relleno. El argumento, repleto de clichés sobre películas del espacio (la traición de uno de los personajes, la muerte del único que sabía manejar la nave, las reparaciones incompletas de la estación espacial debido al escaso material, etc), es incapaz de amenizar nuestro camino hacia el verdadero sentido de la obra. En 'Cloverfield 10' llegué a olvidarme por completo de la verdadera intención de la película, pero en este caso únicamente he deseado que terminara para conocer el final y dejar de sufrir de una vez por todas. El caramelo es atractivo, quizá demasiado, pero su envoltorio es aburrido y no incita a su compra.