No soy seguidor de las novelas de Federico Moccia pero este tiene una legión de fans, sobre todo en Italia y en España. Sólo por eso se justifica esta adaptación al español de una de sus novelas más vendidas (a pesar de que ya existía una versión en italiano, la cual no he tenido, menos mal, la “alegría” de ver).

Está versión moderna de Romeo y Julieta, con toques de “Dirty Dancing”, “Grease” y “Rebelde sin causa”, se atraganta como cuándo en una postal ponen mucho azúcar glass de cobertura y te atragantes. Es tópica, manida, larga y sí se hace algo soportable es más la pareja protagonista (Mario Casas y María Valverde), los cuales merecen algo más que está denominada película.

En el caso de Mario Casos el problema que le encuentro es que no es un mal actor pero ese afán de especializarse en chico malo causa (no a las jóvenes que le siguen en manadas) y a pesar de que él afirma no quiere trabajar con Almodóvar sí debería plantearse trabajar por lo menos con Amenábar o Boallin para que exploten su verdadero talento.

Nada se puede reprochar de María Valverde la cual lleva una carrera más de fondo y con más variedad de papeles.

Como siempre, lo mejor es que la historia empalagosa y poco creíble (sobre todo él porque H es un rebelde) se acabé en esas dos horas. Lo peor es que hay una segunda parte que se empezará a rodar en breve.