El final quedó un poco desprolijo en comparación al resto de la serie; sin embargo la actitud del personaje principal está en concordancia con lo que vemos de él desde el principio. Y es que quien gana el juego no es el más bueno (Ali), ni el más inteligente (218) o el más fuerte/violento, etc. Gana simplemente la persona que tuvo más suerte. Su principal motivación (al menos consciente) era la de pagar la operación de su madre, y al encontrarla muerta luego de volver del juego, parece sentir que todo lo que vivió ahí (el sufrimiento propio y ajeno, la muerte de los demás competidores) fue en vano. Una vez más, en vez de hacerse cargo de su vida, responsabilizarse por sus propias decisiones, ocuparse de su hija, etc., dirige su enojo y energía hacia los demás: en este caso, los ejecutores del macabro juego, a quienes contacta no sabemos bien para qué (probablemente él tampoco lo sepa).