Nos encontramos ante una trama enrevesada cuyos detalles se desvelan en pantalla con naturalidad pero sobre todo con esa parsimonia requerida dada la complejidad de la historia en la que una decena de sospechosos ponen en jaque la perspicacia inefable de H. Poirot.

La estupenda banda sonora (C. Porter) desliza sus notas por los recovecos de una ambientación exquisita mientras la fotografía se recrea en hermosos paisajes y en rincones recoletos de interior para que el extenso y variopinto elenco luzca con mayor esplendor.

Pinceladas de humor y algún minuto de sosiego para suavizar la intriga completan un estupendo ejercicio cinematográfico en el que P. Ustinov, una vez más, demuestra sus excepcionales cualidades como actor.
Y G. Hamilton la suyas como director.