Tranquilo, chaval, ya pasó...
Respira hondo, no hay mal que cien años dure, ni película mala que sobrepase (salvo catastróficas excepciones) las dos horas y pico.
Vamos a ver... Reflexionemos acerca del porqué tanta estrella dorada bajo un extravagante título acompañado de una no menos exótica bandera. Algo habrá, compañero, estás bajo el influjo inevitable del calentón post-traumático y serás incapaz de apreciar la magia que tan elevada calificación conlleva.

Organización y por partes, que así se llega siempre a buen puerto:

- Lo fácil es empezar por el guión: ...sí, pésimo. Predecible cada palabra, cada acción, cada segundo. Ni una sola frase especial (no entendiendo "especial" como los míticos e imborrables recuerdos de una película clásica, definiendo "especial" como algo más complejo que sujeto-verbo-predicado), ni una sola reflexión profunda, ni un solo giro dialéctico, ni un amago por arrancar una sonrisa o sentimiento de apego. Nada.

Prosigue tu reflexión, camarada, hay bellísimas películas construidas sobre diálogos de barro...

- Sigamos pues con el apartado técnico: ...oh dios mío, cámara, no vuelvas a hacer ese acercamiento instantáneo otra v... oh no. Por favor, por favor, que no vuelva a sonar la misma puñetera música maquineta de fondo en el... oh no. O para ya el plano quieto o... oh no, no.

Pues va a ser que la dirección es de las peores vistas en muchos meses y que la música (chunchun) es directamente (chunchun) inclasificable. No arrojemos la toalla, queda el plato fuerte, ahí donde las películas se hacen un hueco en el corazón, analiza fríamente el argumento...

- El argumento: ... Bien que el tema es serio (Ojo, nadie se lleve a engaño y esto queda dicho sin ningún sarcasmo: MUY serio), lo es: no solo por la gravedad de la situación personal de la protagonista, sino por la posible extrapolarización a cientos de mujeres, lamentablemente no de ficción, que sufren esta aberración moral, la más cruel de las bajezas. Bien que además se juega con un posible contraste geopolítico con sueños a ambos lados del telón. Bien, todo eso está muy bien...pero así no. Si el lector, tras el conveniente visionado de la "película" cree que el mejor modo de concienciación social es la provocación de continuas arcadas en el espectador, se deja de escribir, no tengo ninguna obligación de alargarme más de lo que pueda rezar mi nota en escala de diez; en cambio me siento en la necesidad de apoyar las pocas (mínimas) voces disonantes del coro de alabanzas sobre el film. Que un argumento sea duro no implica que sea maravilloso: la crueldad y dureza puede ser también convenientemente presentadas, de una forma que cautive cabeza y alma del espectador alejada de la vulgaridad que parece inevitable tratando dramas sociales. Crear una ilusión de realidad y posible cercanía con el espectador no lleva implícito filmar una chapuza.

Si crees que la peli no puede ir a peor, que ya se han arrojado al río y se han perdido en el frío norte...