Es un film modesto, centrado en una ama de casa desmadrada que por una circunstancia de la vida se queda atrás, se pierde y aprovecha dicha separación fortuita para descubrir qué le puede deparar el destino a través de esa coyuntura o brecha abierta.

Partiendo de este salirse del acostumbrado y previsto cauce, de ese más allá que hay fuera de la monotonía diaria del hogar, hallará que la vida es una aventura para seres que estamos de paso y que cuando se está de paso no hay que pensar tanto en la seguridad del asentamiento como en el disfrute del transcurrir.

Película serena, graciosa, sentimiental, para tomarse un respiro y pensar por qué no sacamos los pies del tiesto insufrible donde nos plantamos sin más en cuerpo y alma.

Como dice un pasaje en las Escrituras del Nuevo Testamento, no deberíamos tener miedo de arriesgarnos a ir de un sitio a otro, pues nunca se acabarán las ciudades del mundo, hay tantas que si en una nos va mal no tenemos por qué persistir en arraigar en ella, hay que irse a otra y a otra y a otra, son tantísimas que siempre habrá otras donde encontraremos maravillas y felicidad, seguro, seguro.

Lamentablemente atreverse a hacer de la vida una aventura, da tanto miedo, que suele ser un plan al que se atreven sólo unos pocos.

Fej Delvahe