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Spain Spain · Neverland
Dragondave rating:
8
Comedy. Romance. Fantasy A slightly bohemian american writer (Owen Wilson) arrives with his fiancee (Rachel McAdams) and her parents to Paris. As he wanders the streets dreaming of the 1920s, he falls under one spell, and then the magic happens: at midnight somewhere in the Latin neighborhood, our hero travels into another universe where he will meet people who never expected.
Language of the review:
  • es
May 21, 2011
86 of 99 users found this review helpful
Cualquier tiempo pasado fue mejor.
Una cita que no es invención de nuestros tiempos, si no que ya se recogía incluso en la Biblia (Eclesiastés, 10,7) o el mismo Jorge Manrique en su obra "Coplas a la muerte de su padre".

Esto puede que nos ayude a entender un poco la añoranza de Woody Allen hacia el París de los años veinte. Y es que... ¿Quién no ha soñado alguna vez con vivir en otra época, soñar un cambio de la situación actual o simplemente eso de 'ojalá fuese otro'? Y es que el ser humano suele ser, por naturaleza, bastante inconformista, caprichoso o envidioso, y lo del vecino nos parece más tentador que lo de uno propio.
Pero innatamente, el ser humano también suele ser impetuoso, vehemente, impulsivo... Y me da la sensación que eso es lo que añora Woody Allen.

Los Fitzgerald, Hemingway, Picasso, Dalí, Bunuel, Cole Porter... Si algo tienen en común, aparte de su indudable talento, es que su arte nace de impulsos, sensaciones y motivaciones interiores que brotan al exterior en arrebatos de genialidad. Y de un impulsivo deseo de pasear de noche por las calles de París, el protagonista de la película, Gil Pender, 'viaja' a su anhelado París de los años veinte, junto a los eruditos literarios, pintores y demás artistas que admira. Y se crea una especia de lucha interior entre el pasado y el presente, lo sensitivo y lo práctico (que bien reflejaría su prometida Inez en la película).

Yo creo que la película no es sólo un alegato del 'carpe diem' sino de algo más vital y necesario, de darlo todo, de seguir el impulso que nace del corazón más allá de la cabeza y del pragmatismo (Gil renuncia a su vida de guionista exitoso que no le llena para escribir novelas, que es lo que verdaderamente desea) y apostar por tus sueños de tal forma que en el futuro las venideras generaciones tengan nostalgia de la nuestra y sirvamos de estimulante a sus mente creativas, así como Gil Pender echaba de menos y se inspira en su París de los años veinte.

Y si de algo estoy seguro, es de que a Woody Allen le echarán de menos.
Dragondave
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