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Spain Spain · Barcelona
FA
Collaborator
reporter rating:
3
Action. Thriller. Comedy. Romance A young federal agent is assigned to a new case: spy on his mother and her new lover, both suspects in an art theft ring.
Language of the review:
  • es
April 22, 2008
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Henry es un joven panoli/agente del FBI que acaba de volver a casa después de un largo tiempo en una misión secreta. Marty Durand es su madre, una rebelde sin causa que ha abandonado su antigua faceta de desperdicio humano para adoptar la de putón verbenero, que mola más (aunque en el fondo preferíamos a la de antes). Emily la verdad es que pinta poco en la historia, pero como es la prometida del bueno de Henry, le permiten acomodarse durante unos días en la acogedora residencia de los Durand. Y por último está Tommy. Es la monda. Es ladrón -en serio, es ladrón- de obras de arte y su idea de causar buena impresión a sus nuevos amigos es llevárselos de copas a un tugurio donde se dan cita los más distinguidos miembros de la mafia albanesa. Lo sé y lo avisé: el tío es la monda lironda.

Con todos estos elementos, la fiesta está servida. Ya sólo hace falta desconectar el cerebro durante la hora y media de metraje y listos! Si es que ocho de cada diez médicos recomiendan fervientemente una pequeña ración de “encefalogramaplanyl” a la semana. No hay nada mejor para desconectar. Y a Dios pongo por testigo que con ‘Mi novio es un ladrón’ la dosis mínima recomendada de tan preciada sustancia está más que garantizada. Así que repito, a desconectar el cerebro durante un ratillo y a reír en los dos únicos chistes buenos que hay en la película -sí, hay dos gags decentes- por aquello de que el de al lado no se percate que nos hemos quedado fritos durante la proyección, que es algo feo.

Y bromas aparte, aunque el título de la cinta se empeñe en demostrar lo contrario, el material con el que trabaja el director y guionista George Gallo no es tan malo como parece. Al principio se podría esperar una simpática comedia familiar, o incluso una parodia decentilla sobre espías (y para demostrar que no miento, que conste que hasta se intenta homenajear a cintas como ‘Mentiras arriesgadas’!). Es más, Antonio Banderas no está del todo mal, y el joven Hanks apunta buenas maneras. Pero ni con esas. Cero patatero. No hay nada a lo que agarrarse.

A medida que avanza la trama y se van sucediendo las “bromas”, la probabilidad de mejora se reduce. Mientras, el cabreo va en aumento. Pero quizás lo más preocupante sea que a estas alturas todavía exista gente que permita a Meg Ryan erigirse como la protagonista principal de una película. A esto se le llama jugar con fuego. Y quien juega con fuego se quema. La actriz lapida el poco crédito que le debía quedar y consigue convertir una presunta comedia en un dramón de moco y pañuelo. En efecto, por si no había suficiente con todo lo demás, verla hacer el payaso, intentando en vano en cada toma arrancar una sonrisa al espectador, es uno de los espectáculos más tristes -y a la postre patéticos- de la temporada.
reporter
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