Estamos en el Japón rural donde observamos durante largo tiempo las faenas de cortar leña, recoger agua de un riachuelo o paseos por el bosque de un padre y su pequeña hija describiendo los nombre de los árboles que han crecido allí durante años. Toda esta tranquilidad se vera amenazada pronto por la llegada a la zona de un nuevo negocio, un viaje sosegado e incluso hipnótico, con una crítica medioambiental muy reconocible, pero con un título muy engañoso y un final que no conseguí entender.

Takumi es viudo y vive con su hija pequeña de 8 años en una zona rural muy boscosa de Mizubiki, trabaja de cualquier cosa en su pequeña comunidad, ya que entiende de todo. Inmerso en sus labores, muchas veces se olvida de recoger del colegio a su hija, por lo que vuelve sola andando a través del bosque. La vida del pueblo comienza a ver que esta tranquilidad puede romperse ante la llegada de una empresa que quiere crear un camping ( o glamping que suena más chulo) en la zona...

Puede invitar a la reflexión, este viajé extraño por enseñarnos como es la vida en la naturaleza, ofreciendo escenas bonitas que alguna vez resultan incluso inquietantes por no saber que dirección tomara la historia. El director ganador del Óscar recientemente por "Drive my car" Ryusuke Hamaguchi controla lentamente y deliberadamente el tiempo con escenas contemplativas y diálogos muy sosegados, algo que rompe un poco el ritmo, pero que si entras quedas cautivado.

Ese equilibrio del lugar pude romperse en cualquier momento ante este incremento del turismo, por lo que comienzan los problemas con los habitantes del pueblo.

Una mirada crítica de esta fábula de como la civilización destruye las zonas rurales para el uso y disfrute de los que viven en las grandes ciudades, muy elegante que ha conseguido muchos premios en festivales, pero advierto que es para paladares exigentes.
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