Segunda entrega de la historia de este superhéroe que vuelve a contar con el mismo director para ver si le da la misma suerte que en su predecesora.
Jon Favreau se pone nuevamente tras las cámaras y continúa cronológicamente una historia que acabó con un final semi abierto. Nuevamente para apoyar a su dirección cuenta con unos efectos especiales soberbios, haciendo que los destrozos y las transformaciones estén presente constantemente.
La historia sigue enganchando, y aunque cuente con un principio que no resulta tan sorprendente como en su predecesora, hay que reconocer que el ritmo lo sigue manteniendo, y uno está pegado en todo momento al televisor para ver como va evolucionando la trama, y si el protagonista es capaz de solventar los problemas que le van surgiendo en su nueva situación de superhéroe.
Robert Downey Jr. vuelve a introducirse en la piel del multimillonario Stark, el cual se pone su traje de Iron Man para intentar mantener la paz en el mundo; pero también para poder contentar a las masas que lo tienen como una auténtica estrella mediática.
También repite Gwyneth Paltrow que toma en esta ocasión un poco más de protagonismo, haciendo que su personaje evolucione en su papel de secretaria. Y junto a ella cuatro estrellas nuevas. Mickey Rourke da vida al villano de esta entrega; un ruso que intenta quitarle el protagonismo a Iron Man y así vengar la muerte de su padre. También Don Cheadle que sustituye al anterior actor que daba vida al amigo del sr. Stark. Por último Sacarlett Johansson dando vida a una chica con ciertas cualidades secretas, y Samuel L. Jackson; un hombre enigmático que tiene más poder de lo que en un principio ofrece.
En fin, segunda parte que mantiene muy bien el peso de su predecesora haciendo que uno esté enganchado en todo momento, y al finalizar esté deseando ver la siguiente entrega. Entretenida, divertida y emocionante; tres elementos que hacen de esta película de superhéroes algo especial.