Polanski: director/autor de una serie de películas que dejaban cada cual lo suyo. La semilla del diablo fue un éxito rotundo, la gente salió espantada frente a ese "monstruo de garras y ojos atrigrados". Sobre este punto, un spoiler al final. Pero esta reacción del público solo la logran los grandes directores.

La peor de las semillas solo puede esconderse o gestarse en la fuente más pura y transparente: Rose Mary es un arquetipo de la misoginia masculina pero también es la portadora de un mal necesario que debe infiltrarse a la fuerza dentro de un orden místico que busca quebrarse en su monotonía. Desde las escenas iniciales de puesta en escena más la descripción de personajes mediante actitudes o diálogos pasamos al suceso, pleno en su elipsis pero intenso como vivencia ajena que gana empatía con el espectador. La mirada aterrada de Rose Mary solo ejemplifica esos nueve meses, todo un parto cinematográfico y cargado de una densidad tan tétrica como profética hasta el desenlace final y usted, el espectador, el observador, usted decide lo que ve trás esa larga espera.

Peli de asfixia, catedrática, maestra desde su elaboración conceptual y práctica. La semilla dejará su cosecha para siempre en el que la vea.