Resulta imposible, imposible observar esta segunda entrega de Starship sin compararla con la primera. Aquella tenía sus opositores, cierto, pero contaba con un despliegue de recursos y un ritmo narrativo que la transformaban en una peli de acción más que interesante. Esta segunda entrega no solo se aleja de las primeras premisas sino que cuenta con un presupuesto muy limitado; ese presupuesto hace que cambie el objetivo de esta obra y el resultado final es bochornoso.

De los ambientes abiertos e infestados de insectos de la primera obra, ahora nos hallamos dentro de un bunker con un montón de refugiados que intentan salvar allí sus vidas. Toda la peli transcurre allí y la idea de esto es lograr una atmósfera claustrofóbica que no solo no sucede, sino que la oscuridad de la película le juega en contra. De las batallas tan recordadas, solo quedan ahora personalidades chatas y el simbolismo barato del "insecto interno" que todos llevamos. Se trata de una nueva forma que desarrollaron los bichos para combatir a los humanos pero es tan obvia su significación como tosca la forma de desarrollarla que termina por generar este híbrido que sugiere mal algo, encima, muy dificil de tragar.

En conclusión: obra que termina en despropósito, porque de aquellas escenas impactantes de la primera entrega ahora nos tenemos que congraciar con esta pseudo peli simbólica que ningún espectador esperaba como secuela.