¿Es una comedia? Pues lo disimula bastante con su risa bajita, a veces subida de tono, a veces tan solo una risa que bordea la bronca. Juntos para siempre es, a todas luces, una tragicomedia que por momentos se adentra en el drama, y en el drama bien denso. No le hace asco a la psicología básica, pero no se contenta con ello: los personajes pueden ser cualquier cosa menos básicos. A veces es tal la complejidad psicológica de fondo, caso el prota, caso la madre, caso el personaje ficticio de la película, que o bien los dividimos en tanto individuos particulares o bien, mucho más fácil, los sintetizamos dentro de una trama en donde la frustración, el resignar lo más rico admitiendo las propias limitaciones termina por conformar un todo incompleto. Para ser claros: como vivir la vida "en pedazos" y aceptarlo a regañadientes puede ser una opción, pero ese viaje a Mar del Plata, para el caso, siempre estará a la vuelta de la esquina.

Solarz se maneja bien dentro del cine comercial, quizás sea ésta su peli más personal; imposible saberlo, pero sospecho...sospecho que ha resignado taquilla y se decantó por la sangre. Juntos para siempre transpira sangre, es disconforme, a veces esquiva, a veces perversa. Incómodamente arriesgada y molesta de ver si se nos acabaron las palomitas como para prestarle atención a otra cosa. Eso también vale.