No puedo calificarla de excelente porque soy muy poco objetivo con esta película. Sólo con esta. No me perdono lo sentimental que me pongo al verla y las lágrimas contenidas por la infancia perdida. Es una película que no siendo ingenua (los niños hacen y dicen cosas políticamente incorrectas) refleja muy bien ese punto justo donde la inocencia del amor infantil se asoma al mundo adulto sin incorporar todavía sus códigos. Sorprende la ausencia de recursos manidos de las películas gringas que nos acostumbraron a reacciones esperadas o discursos de infantes con poco de niños y mucho de guionista preocupado por la recaudación del fin de semana. Sorprende también las sensaciones que a muchos de los cuarentones entre los que me encuentro les produzca emociones similares, hasta idénticas. Una película para amar simplemente.