Dios en la burocracia. Planes preconcebidos y agentes funcionarios caminando a nuestro alrededor para que no tropecemos excesivamente. Esa es la fantasía que se propone desde un historia de lo más "real" por parte del señor Nolfi.
Damon y Blunt le dan empaque con su química innegable, y la sensación de agobio por el control "superior" que ejercen sobre ellos se transmite perfectamente.
No es original la idea, ni el tratamiento de las soluciones que buscan los protagonistas, pero tiene ritmo y garra. El efecto repetido del bucle espacio temporal por la ciudad de N.Y. está muy logrado y ayuda a desestabilizar a los personajes y a nosotros desde la poltrona.
Entretiene pero no sorprende. Las interpretaciones suben la nota general.
Nota: 6,25.