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Gabriel Ufa rating:
8
7.0
3,190
Drama
Audrey Hepburn stars in The Nun's Story as Sister Luke, postulant of a Belgian order of nuns. Though frequently disillusioned in her efforts to spread good will -- at one point she is nearly killed by a mental patient (Colleen Dewhurst) -- Sister Luke perseveres. Sent as a nurse to the Belgian Congo, an assignment she'd been hoping for, Sister Luke is disappointed to learn that she will not be ministering to the natives but to European ... [+]
Language of the review:
- es
May 31, 2009
15 of 15 users found this review helpful
Como en un momento de la película se dice, es una “lucha interminable por alcanzar la perfección”. A grandes rasgos, es interesante¨:
A)Toda la rigurosísima instrucción que recibe
B)El acatamiento de las reglas de la Iglesia y el debate interior que éste genera
La primera parte del film, que abarca desde su llegada al convento y el proceso de educación como monja, está perfectamente detallado y magníficamente filmado, con respeto hacia la religión, sus integrantes y el camino que han elegido. No escatima matices para transmitir la durísima vida que llevan, el estricto código y el régimen disciplinario.
Aunque los tiempos cambian y ahora es poco frecuente en el seno de la Iglesia, es cierto que en el pasado algunas órdenes llevaban ese tipo de vida. De hecho, se contrataron a clérigos como asesores para que ningún católico se sintiera ofendido. Buscaban la colaboración y aprobación de monjas y sacerdotes para representar una imagen fiel de los rituales religiosos, y, sobre todo, porque querían evitar cualquier crítica o censura. Por ejemplo, en el plató había constantemente un sacerdote asesor que enseñaba a las falsas monjas a caminar.
La verdadera hermana Lucas se llamaba Maria Louise Habets y también había sido monja entre 1927 y 1944 en una comunidad belga llamada Hermanas de la Caridad de Jesús y María. El guionista, Bob Anderson mantuvo contacto con ella para saber cómo ingresaba una monja en el convento, cómo se celebraba la ceremonia de la tonsura, los silencios, el trabajo, etc.
Todo este trabajo de investigación y asesoramiento se ve magníficamente plasmado en la pantalla. Zinnemann y el guionista Anderson eran muy perfeccionistas, hasta tal punto que fueron al Congo a buscar exteriores y a médicos locales que les proporcionaran material quirúrgico de los años 30, fecha en la que se desarrolla la película.
Esta minuciosidad a veces puede resultar excesiva (por ejemplo en la escena del cambio de hábito), cercana al docu-drama, sin embargo nunca pierde el interés, que se mantiene.
Por otro lado, la interpretación de Audrey es magistral. Los movimientos, los primeros planos de su rostro, su determinación, todo su trabajo es sobresaliente. Se sentía muy identificada con el papel y le vino muy bien el cambio de registro tras hacer “Ariane” en cine y “Mayerling” en TV. A pesar de ser nominada, ese año el Oscar a mejor actriz fue para Simone Signoret por “Un lugar en la cumbre”. “Ben-hur” arrasó en los demás premios.
Magnífica dirección de Zinnemann y colosal trabajo de Audrey Hepburn.
A)Toda la rigurosísima instrucción que recibe
B)El acatamiento de las reglas de la Iglesia y el debate interior que éste genera
La primera parte del film, que abarca desde su llegada al convento y el proceso de educación como monja, está perfectamente detallado y magníficamente filmado, con respeto hacia la religión, sus integrantes y el camino que han elegido. No escatima matices para transmitir la durísima vida que llevan, el estricto código y el régimen disciplinario.
Aunque los tiempos cambian y ahora es poco frecuente en el seno de la Iglesia, es cierto que en el pasado algunas órdenes llevaban ese tipo de vida. De hecho, se contrataron a clérigos como asesores para que ningún católico se sintiera ofendido. Buscaban la colaboración y aprobación de monjas y sacerdotes para representar una imagen fiel de los rituales religiosos, y, sobre todo, porque querían evitar cualquier crítica o censura. Por ejemplo, en el plató había constantemente un sacerdote asesor que enseñaba a las falsas monjas a caminar.
La verdadera hermana Lucas se llamaba Maria Louise Habets y también había sido monja entre 1927 y 1944 en una comunidad belga llamada Hermanas de la Caridad de Jesús y María. El guionista, Bob Anderson mantuvo contacto con ella para saber cómo ingresaba una monja en el convento, cómo se celebraba la ceremonia de la tonsura, los silencios, el trabajo, etc.
Todo este trabajo de investigación y asesoramiento se ve magníficamente plasmado en la pantalla. Zinnemann y el guionista Anderson eran muy perfeccionistas, hasta tal punto que fueron al Congo a buscar exteriores y a médicos locales que les proporcionaran material quirúrgico de los años 30, fecha en la que se desarrolla la película.
Esta minuciosidad a veces puede resultar excesiva (por ejemplo en la escena del cambio de hábito), cercana al docu-drama, sin embargo nunca pierde el interés, que se mantiene.
Por otro lado, la interpretación de Audrey es magistral. Los movimientos, los primeros planos de su rostro, su determinación, todo su trabajo es sobresaliente. Se sentía muy identificada con el papel y le vino muy bien el cambio de registro tras hacer “Ariane” en cine y “Mayerling” en TV. A pesar de ser nominada, ese año el Oscar a mejor actriz fue para Simone Signoret por “Un lugar en la cumbre”. “Ben-hur” arrasó en los demás premios.
Magnífica dirección de Zinnemann y colosal trabajo de Audrey Hepburn.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Tal era la implicación de Audrey con el personaje que mantuvo contacto con la auténtica monja e incluso se permitió sugerirle a Fred Zinnemann algunos cambios muy acertados: “Me gustaría que pudiera expresar que ha fracasado como monja pero que sus esperanzas y su fe han resurgido ante la idea de poder vivir como un ser humano libre y, en consecuencia, con mayor devoción que antes”.
El final, memorable, es todo un acierto y pone el broche de oro al film. La cámara se queda
dentro, ella sale al mundo exterior. Tras llegar al alto de la escalera, hace un gesto para levantarse la falda del hábito pero se da cuenta de que ya no lo lleva, por primera vez en 17 años. La película concluye igual que empieza, con un tañido de campana
El final, memorable, es todo un acierto y pone el broche de oro al film. La cámara se queda
dentro, ella sale al mundo exterior. Tras llegar al alto de la escalera, hace un gesto para levantarse la falda del hábito pero se da cuenta de que ya no lo lleva, por primera vez en 17 años. La película concluye igual que empieza, con un tañido de campana