"Sueños. Esos pedacitos de Muerte. Cómo los odio" Edgar Allan Poe

Es sólo una cita de un escritor ilustre, pero sólo ese pequeño detalle ya muestra las intenciones de dejar atrás el fiasco de "Pesadilla 2". Quizá por ello, Wes Craven asume la labor de co-guionista (reclutando al gran Frank Darabont, célebre últimamente por la fantástica serie de zombis "The walking dead") y productor ejecutivo.

Confía la dirección a Chuck Russell, que debuta con este film (después dirige “La máscara” o “Eraser”), un riesgo que le sale muy bien. Russell logra una Pesadilla muy solvente y quitando a la primera Pesadilla por su carácter fundacional, nostálgico y simbólico, es quizá la mejor. Entrada, pues, por la puerta grande.

Posee esta tercera parte una depuración en los efectos especiales y en las fechorías de Freddy (muy vinculadas a los anhelos de sus víctimas) nunca vistas antes y un marco real (el hospital, la misteriosa monja) donde se desarrolla la trama bastante más asequible en términos de credibilidad (nada que ver con la penosa fiesta en la piscina de “Pesadilla 2”).
Esto la convierte en una película mucho más sólida y consistente. Al menos parte de una base, creíble o no, aceptable.

Además, entre el reparto aparece Heather Langenkamp (inolvidable Nancy, más veterana), aval de garantía y nexo de unión, una joven Patricia Arquette y Laurence Fishburne en un pequeño papel (el enfermero).

En definitiva, notable film de la saga. Una de las preferidas de los fans.