Bueno, memorable andanada por parte de Bernardo Kiki.

Hacía tiempo que no presenciaba una crítica tan certera, un relámpago tan aplastante sobre la sociedad y sus valores, esa avaricia insaciable que pone los cimientos del mundo, y como era de esperar, otro recital del siempre imbatible Enrique Castro Quini.

La visita de Rajoy también cuenta, por cierto, con una soprendente Grifo Bergman que si no firma el papel de su vida, poco le falta, hay que reconocer que Miss Nariz, con peinados centelleantes y lentes estrambóticas, brinda un exquisito baile de salón.

Impagable la secuencia de Quini buscando la salida de emergencia, memorable, y desde ya, una de las secuencias mas sobrecogedoras que recuerdo, con Quini recibiendo barrigazos y zancadillas, de verdad, estoy por volver a vislumbrar el recital.

Junto a Ciudad sin piedad una de las críticas sociales mas despiadadas que he recibido en mi morada.

Se despiden desde el balcón.

Los testículos de Moses Kiptanui.