Un joven ingeniero llega a un pequeño pueblo del interior del Brasil con la intención de descansar y sentir la sensación del viento soplando en su cara. Allí encuentra a un muchacho, Zaca, que siente lo mismo por el viento y hasta cierto punto parece que lo domina. Se establece una gran amistad entre los dos y cuando el ingeniero vuelve a su trabajo, el joven Zaca desaparece. La gente del pueblo acusará al ingeniero de dicha desaparición. Esto es a modo de sinopsis y de ninguna manera contiene spoiler.
La película está construida sobre un guión que al principio manifiesta ciertos fallos en lo referente al juicio y a las acusaciones que existen sobre el ingeniero. Pero poco a poco se va convirtiendo en una sucesión de imágenes que constituyen verdadera poesía, al mismo estilo de Pasolini. El contraste entre lo que la mala gente del pueblo piensa de la relación de los dos jóvenes y la verdadera relación entre ellos dos, es todo un tratado de hipocresía y de mala fe. La fotografía es quizás la parte más importante de la película en cuanto que consigue transmitir todos los sentimientos que ambos jóvenes sienten cuando el viento sopla sobre ellos y los sentimientos que les angustian cuando les falta el viento. Hay que liberarse de las historias tal cual se cuentan, para buscar la poesía de los hechos que se cuentan, y entonces el espectador será capaz de sentir la satisfacción que produce el arte. En este caso el séptimo arte.