Sin duda han sabido captar lo que es ser un extranjero en París.

He estado viendo la serie junto a mi hermano que ha vivido allí algunas largas temporadas (mientras que yo hacía lo propio en Estados Unidos) y no podíamos dejar de sorprendernos de la precisión quirúrgica con la que han reproducido muchas de las situaciones que allí se dan.

La panadera que te corrige es un clásico francés, así como la constante condescendencia/desprecio hacia el extranjero (sobre todo si es americano, mon dieu!) que ha cometido la osadía de ir a París sin dominar la lengua de Victor Hugo y Marcel Proust a la perfección.

Como diría Homer Simpson: es gracioso porque es verdad.

A parte de eso, la serie reutiliza la fórmula clásica de comedia de enredos (triángulos amorosos, malentendidos, etc.), pero no se hace tedioso en absoluto.

Sin duda gran parte del atractivo de la serie es el festín visual, ya que París no es simplemente el decorado para las aventuras de Emily, sino otro protagonista de pleno derecho. Como punto extra, aquellos que estén interesados en la moda seguro que disfrutan con el despliegue de modelitos que hay en cada episodio (hasta yo que tengo un armario que podría pasar por el de Mark Zuckerberg me he dado cuenta).

Por cierto, importantísimo ver la serie en versión original. Si la ves doblada la mayoría de los juegos de palabras se van a perder en la traducción.