Obra maestra del humor francés y del cine cómico
Jacques Tati hizo pocas películas pero todas geniales. Mi tío es la más emblemática. La ridiculización de la cursi burguesía de nuevos ricos es demoledora. Es carismático el protagonista (monsieur Hulot) creado por la propia interpretación del director. Su aspecto desaliñado, con su gabardina ripiada, sus pantalones medio palmo cortos por encima de unos polvorientos zapatos, mostrando unos espantosos calcetines, la perenne pipa y el sombrero estilo bávaro, forman ya parte de la antología del cine. Tanto es así, que el estilo fue imitado años después por Peter Falk en la conocida serie del "Teniente Colombo", quien se pasó diez temporadas vistiendo la misma prenda, explotando su imagen torpe y desangelada. La música del film ha sido tantas veces usada como sintonía de programas de cine que casi se asocia de forma automática a las producciones de calidad. La profusión de escenas neorrealistas y gags a lo Chaplin son algo único, despertando la carcajada sin paliativos. La comicidad se basa más en las situaciones que en los casi inexistentes diálogos, como en el cine mudo. Incluso el color está tratado de tal forma que da la impresión de que la cinta se rodó en blanco y negro y coloreada después. Mención aparte merecen los perros que aparecen, tan magistralmente manejados que se puede decir que forman parte del elenco de actores. "Mi tío" forma parte de la lista de grandes obras maestras de la historia. De las que nunca pierden vigencia y deben formar parte de las filmotecas particulares para poder verlas y revisarlas innumerables veces.