Debo reconocer que, a pesar de la tontería que es este “Midnhorn” me ha parecido una película tan entretenida como entrañable. Una sorpresa british que bebe del mejor cine de humor para regalarnos una historia nada nueva pero pintada de ese humor británico a medio gas que tan bien funciona en la parodia. El guion no es una maravilla, pero tanto la realización como, en especial, las interpretaciones, son perfectas para el producto que desea ser. Sin más ambición que entretener al espectador sin tratarlo de idiota, dejando incluso espacio para la emoción y para algunas escenas de acción descacharrantemente ridículas. Y, además, sabe tocar la fibra de esos niños (ahora grandes) que veían y grababan las viejas series en VHS. ¡Y además sale Steve Coogan! ¿Qué más se puede pedir? Una divertida comedia british para ver, reír y olvidar.