Cuando diriges una película puedes tener un buen guión, o un guión malo, puedes tener una idea clara de cómo dirigirla o no, puedes tener buenos actores o malos, mucho o poco presupuesto, la combinación de factores es ilimitada. ¿Qué sucede después? A veces se obra el milagro y la película es buena. Muchas otras veces no. En el caso de “Psychofony” sencillamente parece que un grupo de despistados se han encontrado con una cámara de cine en el jardín y han pretendido emular vaya usted a saber a quien. Porque “Psychfony” es tan mala que asusta, pero ese no es su peor defecto, lo peor de todo es que pretende ser una buena película cuando parece escrita en un fin de semana, rodada en dos semanas con el equipo de alguna serie televisiva y montada por alguien que desconoce lo que significa el lenguaje cinematográfico. No me asustan las malas películas, es más, soy un gran defensor del entretenimiento vacuo. Pero cuando me quieren vender gato por liebre… por ahí no paso. Si quiero comer mierda, pido mierda pero si pido mierda y me dicen que me van traer una lubina al horno y en realidad es mierda… pues eso no. Porque “Psychofony” es una mierda tan grande que asusta, trufada con la ambición de ser la mejor lubina del restaurante que acaba convirtiéndose en algo tan indigesto que asusta. Si quieres copiar, copia pero no pretendas vender una copia como algo original porque sino, el comprador se cabrea por pagar lubina al precio de mierda. Os preguntareis si esta película de miedo asusta y debo reconocer que si, asusta mucho. Asusta que alguien nos robe hora y media de nuestra vida con tal impunidad.