Como curiosidad para frikis con demasiado tiempo libre, "Turbo Kid" tiene un pase. Por otro lado, como ejercicio de entrañable recuerdo, es una película perfecta. Pero como largometraje al uso resulta insuficiente tanto en contenido como en calidad. No debemos confundir que algo que nos haga sonreír y recordar deba ser asociado a algo de calidad. Es como cuando vendemos los sellos del abuelo, una cosa es lo valen para nosotros (el valor sentimental) y otra cosa es el valor real (de mercado). En el apartado sentimental este "Turbo Kid" tiene bastante valor pero en el apartado cinematográfico "Turbo Kid" carece de cualquier posibilidad de generar espectadores potenciales. Puede que "Turbo Kid" nunca debiese haber pasado del formato mínimo (esos 7 minutos en "The ABC of Death") a un largometraje porque en el camino se añade demasiada paja. De todas formas, es un maravilloso homenaje a los 80s que nos regala hora y media de simple entretenimiento que nos retrotrae a los salones de videojuegos y las películas de esa época. Este cruce entre "Los Bicivoladores" y "Mad Max" es simpático pero debería haberse quedado en su pequeño formato y nunca ambicionar ser un largometraje. ¿Recomendable? Si sois consumidores de rarezas o tenéis mas de cuarenta años no os la perdáis. El resto... mejor no.