Jean Travers (Vanessa Redgrave) es una profesora de secundaria que vive sola, una noche realiza una cena con un grupo de amigos, con una particular tetra se logra infiltrar a la actividad John Morgan (Tim McInnerny), como si fuera un conocido más, al día siguiente, este hombre visita a Jean, conversan un poco, saca su arma y sin mediar mayor explicación se pega un tiro.

Alrededor de este impactante suceso va emergiendo el rompecabezas argumental de este filme, que no cuenta con una estructura lineal, ya que tiene varias idas al pasado, al reciente para conocer el andar de Morgan y su interés por Karen Creasy (Suzanna Hamilton), una compañera universitaria; además del pasado más alejado de Travers, donde se aborda su juventud (Joely Richardson) y amorío con Jim Mortimer (Robert Hines), un aviador enlistado en el ejército en el contexto de la llamada Emergencia Malaya que dio como resultado la perdida británica de esa colonia.

La película fue escrita y dirigida por David Hare, primer y más reconocido largometraje para este realizador inglés, que antes de director es guionista y escritor de obras teatrales, siendo este segundo aspecto su fuerte. Sus mayores logros como guionista fueron las nominaciones al Oscar en el apartado de guion adaptado por The Hours (2002) y The Reader (2008), ambas dirigidas por Stephen Daldry, por mucho sus dos mejores películas junto con Billy Elliot (2000).

Wetherby es el trabajo más importante para Hare en su no tan fructífera carrera como director, que casi se reduce a los años 80, fue estrenado en la edición 35 del Festival de Berlín, donde también estrenó Paris by Night (1988), mientras que Strapless (1989) tuvo su debut en el Festival de Cannes, a ellas se les une The Designated Mourner (1997), más un par de trabajos en episodios de series y por último, filmes directos a la televisión, sin embargo, nada se compara al éxito de su ópera prima.

Ciertamente Hare logra componer una historia que logra un balance oportuno entre la intriga y el drama, la exploración personal que hace de los distintos personajes deja entrever un cierto desencanto y descontento, si a esto se le suma un contexto social chocado por las políticas del thatcherismo, más lo ocurrido en el conflicto en Malasia que se extendió por más de una década, deja también ver un disgusto por los conflictos armados.

Hare es elegante con todas las situaciones y diálogos que propone para dar respuestas a lo sucedido con Morgan, lo hace sin señalar con rencor a ningún punto, el enemigo no es un personaje, es todo el ambiente que envuelve a este pequeño poblado, sin mayor esperanza, donde las relaciones y la vida parecen estancadas, donde se pone en duda la valía de la educación, las piezas de su rompecabezas terminan encajando de buena forma.