Bennie Tetrocini (Alden Ehrenreich) un chico que apenas roza los 18 años de edad llega a Buenos Aires en búsqueda de su hermano Angelo Tetrocini (Vincent Gallo), quien se había ido de la casa de su padre el famoso músico Carlo Tetrocini (Klaus Maria Brandauer) en Nueva York muchos años atrás.

Bennie confronta su exilio, no lo entiende, Angelo, que ahora se hace llamar simplemente Tetro está perdido en la nada, oculta su pasado, no le interesa, intenta rehacer su vida pero hay algo que oculta y este impacto de ver a su hermano lo vuelve aún más esquivo. Una obra de teatro incompleta escrita por Tetro será el nexo y el conflicto mayor entre los dos protagonistas.

Tetro es un drama familiar filmado primordialmente en blanco y negro (hay algunas escenas a color), ambientado en Argentina que hurga en el pasado de sus protagonistas, uno que intenta sacarlo a la luz y comprenderlo, mientras otro que lo mantiene oculto, sus razones de peso -y que se develan en el cierre- tiene. Escrita y dirigida por Francis Ford Coppola cuenta con un excesivo metraje de 127 minutos.

Ciertamente el director originario de Detroit, Michigan extiende en demasía su relato, le da mucha vuelta a la trama, se repite en exceso esta confrontación entre hermanos, cosa que no hacía falta porque desde un inicio se entiende lo que sucede. También hay personajes en exceso que no aportan mayor cosa y lo que hacen más bien es saturar la pantalla sin mayor sentido.

La historia de la película inicia de forma interesante, pero su carencia de ritmo y de avance en sus conflictos la vuelven pesada y cansina. En cuanto a las actuaciones Gallo se muestra excelente, no tanto así Ehrenreich que si bien tiene momentos buenos, hay otros en que se observa algo soso, por lo cual no llega a convencer totalmente. Brandauer genial los pocos momentos que sale.

En síntesis, Tetro no convence.