No me considero muy fan de género de las artes marciales, la verdad es que me queda muchísimo por ver y conocer sobre el tema, pero la verdad es que he disfrutado mucho esta película con un Jackie Chan en su mejor momento (bueno, el mejor momento de Jackie Chan son unos 30 años, la verdad).

Una historia de superación personal y venganza, donde un chico al cual un encapuchado mató a su padre, se une a una escuela de monjes shaolin con la intención de aprender kung-fu y poder vengarse algún día, pero le costará mucho, mucho aprender, teniendo que ¨saltarse el protocolo¨ y encontrar maestros que le enseñen, y enfrentarse a durísimas pruebas.

La verdad es que es una película de artes marciales pura y dura, donde la trama avanza poco a poco entre largas escenas de entrenamientos y luchas, pero que lejos de hacerse aburrido, me ha mantenido pegado a la pantalla, al menos en la mayor parte de la duración (que corta no es).

Montones de peleas bastante buenas, una historia seria, alejada de la acción-comedia a la que nos tendría acostumbrados después este actor y genio de las artes marciales, y con una parte final más que decente.