Es frase resume el bagaje emocional de nuestra perjudicada protagonista. ¿Existe alguien amable? Y sólo porque un amable capitán de un mísero botezuelo le devuelve el cambio y le indica que coja un autobús hasta la capital.

¿Hay alguien amable?

Este film coreano de impecable factura y actuaciones, se destapa como una fuerte patada en la cara de la protagonista; una suerte de esclava al servicio de todos en una pequeña comunidad isleña abandonada de la bondad humana. Una fuerte patada en la cara nos llevamos también los espectadores hacia la mitad del metraje cuando la historia se vuelve truculenta de verdad y en nos enseña unas uñas manchadas de tierra que nos hace dudar de si podremos aguantar la hora que nos queda, de si de verdad estamos preparados para tanta frialdad.

Y una fuerte patada en la cara nos da el guión que esconde más de lo que parece, que se guarda unos trucos en la manga que te helarán la sangre a poco que te descuides.

No recomendable para almas sensibles pero si para todo quel que quiera vivir una experiencia hipnótica conociendo el lado más oscuro del ser humano.