Lo antitético de reunir un tema como el de la Guerra civil española con un argumento de la más pura ciencia ficción es un proyecto de cine posmoderno que en este caso tiene un feliz maridaje en mi opinión. A priori puede desatar repulsas tratar un tema histórico dentro de un enfoque sobrenatural, que sin embargo resulta muy coherente y no provoca rechazo por ninguna de las dos partes. Es obvio que en las guerras también coexisten otros mundos que son los personales, en este caso el de una niña con imaginación rebosante, cuyo mundo fantástico cohabita con el terrible momento histórico de nuestro país. Por otra parte, el recurso de contar las contiendas históricas desde perspectivas que incluyen incluso la felicidad, ha sido ampliamente tratado en el cine, aunque en este caso la inmersión en lo fantástico rompe decididamente con otras perspectivas empeñadas en contar la felicidad de los personajes en medio del mundo hostil. Por lo que resulta un planteamiento original que nos hace reflexionar sobre la individualidad en que la realidad es vivida y manifestada desde el fondo común de la historia. Nos plantea que cada mente es un filtro de proyecciones cuyos intereses difieren notablemente y se separan de la realidad percibida comúnmente. Es el perenne tema de la realidad. ¿Qué es y cómo es verdaderamente? ¿Depende de quien la viva y la perciba u objetivamente puede ser descrita de manera unilateral? Del Toro demuestra la multilateralidad de la prismática vida percibida de manera dispar y antitética, o lo que es lo mismo: hay muchos mundos pero todos están en este.