Solo dos actores bastan aqui durante dos horas para lograr un film magnífico al mejor estilo hitchcockiano, y aún mejor quizás!.Al margen del drama en si y del muy buen guión conducido soberbiamente por el director Wyler, los dos protagonistas (uno de ellos matiza su soledad coleccionando mariposas) producen chispas delirantes de suspenso todo el tiempo con unas actuaciones fuera de lo común para los años 60. El histrionismo de ambos - al que se debe agregar también el corporal de Terence Stamp - conduce toda esta historia; en sus caras y llamativas expresiones radica el mayor porcentaje de éxito y disfrute pare cualquier espectador. Cada escena -y hay varias de idéntico tenor - es una micro historia en si misma dada las incógnitas que plantean; no sabemos cómo terminará cada una de ellas, y precisamente su término parcial no es previsible, sorprendiendo en cada instante.Una aguda y por momentos sofisticada lucha sicológica está planteada entre los personajes que desafía al espectador con la duda de quien primará sobre el otro. Hay diálogos cortos pero soberbios cargados de filosofía humana. Muy recomendable para los amantes de este género.