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BruceDKWayne rating:
3
Drama The heady, early days of Wikileaks to its abrupt end after a series of controversial and history changing info leaks. The website's overnight success brought instant fame to its principal architects, but as their power expanded across the globe, Daniel Domscheit-Berg grew increasingly disillusioned with Julian Assange's questionable tactics and ethics. The rift between the two friends became irreparable and their ideological differences ... [+]
Language of the review:
  • es
October 23, 2013
8 of 11 users found this review helpful
¿Qué hacer cuando el protagonista real de la recreación cinéfila de una historia que vas a presenciar le pidió antes del rodaje al actor que dará vida a dicha protagonista real que dejase el proyecto? ¿Qué pensar de un guión que está sacado del libro que escribió el enémigo más acérrimo y antes amigo más cercano y necesario del protagonista real de la película? ¿Cómo ponerse ante la insinuación más que palpable de un director que ha ganado un Óscar al mejor guión adaptado de que ésta película puede que sea en un futuro una cinta de culto? Todas y estas preguntas no tienen respuesta, y si la tienen, es necesario (que no recomendable) que vean la película para poner un enriquecer de conocimiento de causa vuestra opinión. Una vez vista, y como dice aquel y nunca mejor dicho esta vez, “ya hablaremos del gobierno”.


Tedioso: Que produce tedio, que aburre. Así es como se puede calificar la películaprimera parte de “El Quinto Poder”. La introducción al film es muy poco original, se presuponía de lejos que sería una evolución de los medios de comunicación a lo largo de la historia, desde las pintadas rupestres en cuevas, los papiros y la imprenta hasta la radio, la televisión y, cómo no, Internet. Una vez superada esta presentación espectador-producto, quizá haya, hasta el cambio que marque la primera y la segunda parte de la cinta, 2 escenas interesantes en todo este fragmento del metraje. Una, cuando Daniel Berg descubre y entiende el potencial desconocido que puede tener WikiLeaks gracias a las explicaciones de Assange y otra cuando…..en el momento de……Mentira. No tiene una segunda escena interesante siquiera. Las defensas antimorriñas se vienen abajo y ante tanta avalancha informática encriptada, archivos y webs de enlace es imposible no cerrar los ojos un par de veces, o 12 pares. Solo el buen feeling que produce el dúo Cumberbatch-Brühl nos hace querer abrir los ojos y no sumergirnos en el profundo sueño que nos rodea en el asiento durante casi 30 minutos.



La segunda parte es efectiva, quiere resultar convincente y si bien es cierto que lo consigue en algunas fases de la parte final, y gracias a que siempre divierte meterte con los yankees, su irregularidad y su calidad como documento histórico la hacen casi quemarse con el fuego de los avernos de este 2013. Solamente la batalla de ideales y principios que cabalgan de principio a fin Assange y Berg genialmente caracterizados (el primero mejor que el segundo, no hay duda) por Cumberbatch y Brühl, es la causante de que la película consiga un poco de nuestra condescendencia y al menos queramos tener el favor para con ella de terminarla sentados y con cara un poco de resignación. Ni siquiera los planos juguetones de Condon en rotación enfocando al mismo sujeto o el plano movido de un lado a otro, como si intentase captar nuestra atención de otra manera siendo consciente de que con la propia película no lo consigue, son capaces de dignificar el productor que el espectador está consumiendo.


Quizá sea por que el realizador es el mismo que ha dirigido las dos últimas películas de la saga juvenil crespuscular, quizá sea porque la propia WikiLeaks se desmarca de la película y desacredita la misma aludiendo a que “nada de lo que en ella aparece se asemeja a la realidad”, quizá sea porque el misticismo que rodea a Julian Assange entre lo contado en la película y lo defendido por él tengan la increíble capacidad de matar el interés que se siente por algo, en este caso la película (como decía Carmine Falcone en “Batman Begins”; “Siempre se teme aquello que no se comprende”. Exacto, pero cuando ya está comprendido, dejar de ser temido para ser primero deseoso de conocer y por último aburrido de escuchar o, mejor dicho, ver.), pero por x o por y, “El Quinto Poder” es una cinta floja, tediosa, muy poco resultadista y que pasa sin pena ni gloria por la retina del espectador. Al menos, tiene una elegante forma de acabar, con un monólogo de minuto y poco de Benedict Cumberbatch, de lo mejorcito de la obra, que apuesten a que es parte de su audición. Lógico que fuese el elegido.
BruceDKWayne
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