O lo que viene a ser lo mismo. Acojonante. Alucinante. Y una larga retahíla de adjetivos magneficentes. Quizá es que aún la tengo muy reciente y la adrenalina aún da de sí, pero pocas veces me ha impresionado tanto una película en la pantalla grande, y eso que iba con las expectativas MUY altas.

Lo que más esperaba con ansias del filme era ver cómo conseguían unir en un equipo a superhéroes tan variopintos y con personalidades tan opuestas. A priori y tras ver las anteriores películas, uno ya espera que haya rifirrafes entre algunos de ellos (Capitan América y Thor con Iron Man, por ejemplo) y que algunos se caigan bien prácticamente al instante (Bruce Banner y Tony Stark), pero lo llevan a una dimensión tan real, tan auténtica, espontánea y palpable que no puedes más que aplaudir.

Las actuaciones son maravillosas. Los dos Chris (Hemsworth y Evans) consiguen por fin hacer suyos sus personajes mucho más allá de sus películas en solitario y Robert Downey Jr. sigue en su línea del inimitable Iron Man. La sorpresa sin duda Mark Ruffalo, que consigue retratar en mi opinión al mejor Hulk hasta ahora (no lamento la marcha de Edward Norton, francamente). Scarlett Johansson se supera a sí misma, y un aplauso enorme para Ojo de Halcón, uno de los personajes más interesantes de toda la película.

Las escenas de acción son, como siempre, un apabullante despliegue de efectos especiales. La última media hora es un bombardeo de escenas, golpes, rayos y destrucción de mobiliario urbano que dejará satisfecho al espectador más exigente. Y el humor... aix, el humor. Siglos hacía que no me reía tanto con una película (y no, Tony Stark no es el único responsable de ello).

Recomendable al 100%. Soy incapaz de esperar a la siguiente, y ojalá que sea pronto.