'InuYasha' es una de esas series que tienen carisma. Los diseños y las historias creadas por la genial Rumiko Takahashi traspasan la pantalla casi tan bien como lo hacían originalmente del papel (manga o cómic japonés).

La serie trata sobre Kagome, una estudiante adolescente que cae a un pozo mágico que la traslada a la época feudal japonesa. Pero su viaje en el tiempo no es casual: Tras romper la Esfera de los Cuatro Espíritus en mil pedazos, deberá ayudar al medio demonio InuYasha a recuperar los fragmentos, pues solo ella posee la habilidad de presentir dichos fragmentos.

Sin embargo con la esfera desperdigada en un mundo lleno de malvados demonios, el viaje se convertirá en una auténtica lucha.

'InuYasha' es una serie cuidada que sin embargo es accesible a todo tipo de público. No es enrevesada y aún así posee un argumento sólido, con sentido y lleno de matices. Tampoco le falta buen humor (de hecho es el mejor "desatacador" cuando la historia se vuelve espesa) y tiene tandas de episodios brillantes y que realmente enganchan.

Su animación, sin ser la típica sofisticada de otros animes, si es vistosa y bien definida, la adecuada para una serie de estas características que no deja de lado su estética de cómic.

Quizás no sea la mejor en cuanto a historia, ni en cuanto a animación, ni innovador... pero todo tiene un nivel tan bueno y sin flojear en ningún aspecto, que en conjunto es un producto destacable y recomendable.

¿Lo peor? Los tópicos. No se libra prácticamente de ninguno, lo que le resta efecto novedad o factor sorpresa, que en parte soluciona contando historias de interés y contándolas bien.

Para una serie que alcanza los 167 episodios es un logro mantener el interés en todo su recorrido con una historia continua, pero cuando los personajes logran ser queridos por el público todo parece más fácil.