A raíz de su buena calificación tenía buenas expectativas, pero una vez visionada creo sinceramente que está un poco sobrevalorada. No es mala película, trata el tema del tráfico de drogas fundamentalmente desde la perspectiva del "delincuente" (o víctima según se mire), pero se queda más bien a medio camino. Con una relación sentimental de trasfondo que evoluciona de una forma tan incompleta como poco convincente. También existen escenas de acción, pero están construidas de una forma bastante sencilla.

Lo más positivo es la naturalidad de los actores y sobre todo de su protagonista, que sin demostrar elevadas cualidades interpretativas sí que se desenvuelve bien y se nos presenta como una persona normal. Alguien de la calle que se ve envuelto en marrones. Y si realmente se trata de reflejar eso, creo que lo hace acertadamente.

Lo negativo es que su duración es algo excesiva. Más de dos horas de una historia que realmente no da para tanto y se podría haber acortado en al menos un cuarto de hora eliminando escenas que no aportan demasiado o confunden en el desarrollo. Ello no quiere decir que la trama no sea buena, pero tampoco llega a emocionar. Tampoco me convenció su conclusión.

Finalmente, resulta curioso como es casi imposible que se pronuncie una frase sin soltar un "taco". Más que en las típicas películas de acción americanas. Pero es lo que tiene no ya nuestro cine sino también nuestra propia vida real.