Una película británica que se presenta en primera instancia como una dura crítica contra el sistema policial de investigación y persecución de los delitos, que sin duda puede hacernos reflexionar allá donde estemos. Por ejemplo, en España, nos puede recordar a muchos casos reales. No obstante, realmente no se queda ahí sino que ahonda en la actitud de las personas y hasta qué punto nos puede cambiar como personas. Ante todo, descubrimos que tenemos dos caras y en el momento más inesperado nos podemos convertir en malvados.

El papel de la protagonista es formidable, de Oscar. Una mujer que ha perdido la sonrisa después de la violación y muerte de su hija, que busca venganza y saber la verdad. Parece un argumento propio de telefilme de fines de semana por la tarde, pero no es así. Sus diálogos están llenos de frases lapidarias y "zascas" a muchos de los secundarios u ocasionales.

De los demás, destacan un policía y el popular Peter Dinklage. En el primero se puede apreciar una evolución más notable, constituyendo un rol más rico de lo que parece. El segundo aporta no pocas notas de humor dentro de lo que se trata de un drama. Tanto uno como otro interaccionan de forma interesante con la madre coraje.

La película tiene momentos impredecibles, de igual modo que situaciones que presumimos causadas por alguien resultan no ser así. Todo esto y el enorme trabajo de interpretación construye una película muy atractiva, aunque la conclusión no me convenció (cuestión de gustos, pero por ese motivo le quito un punto).

Termino la crítica en zona spoiler, por comentar sobre el final de la película.