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paulsalander rating:
10
7.6
48,669
Drama. Musical
The story concerns Selma (Björk), a Czech immigrant living in 1964 Washington State with her 12-year-old son, Gene (Vladan Kostic). On the verge of blindness, Selma spends her days working in a factory, as well as performing other odd jobs, in order to save up enough money to pay for an operation that will cure Gene of the same disease. To pass the time, Selma fantasizes that her own life is a musical, one in which her friends join her ... [+]
Language of the review:
- es
April 19, 2010
2 of 2 users found this review helpful
Pocas películas me han dejado tan impactado como lo ha hecho “Dancer in the Dark”. De las pelis malas no te acuerdas de nada al día (o incluso hora) siguiente; de las entretenidillas, quizás te acuerdes de algún chiste; de las buenas, puedes recordar escenas que te gustaron... pero cuando una película consigue que su historia, sus personajes, etc, te lleguen emocionalmente, te hagan reflexionar, es muy probable que estés ante una obra maestra. Como he dicho otras veces, para mí “obra maestra” (o el darle un 10 en la puntuación de FA) no significa “perfecta”, porque no existe la película perfecta (en mi opinión). Pero “Dancer in the Dark” es una película imprescindible... una de ésas que todo el mundo debería ver (según en qué situación, y ahora aclararé esto), de ésas que tras verlas te sientes un poco más humano. Sé que suena muy profundo, pero si alguna vez lo habéis sentido con alguna película (y estoy seguro de que sí), sabréis a lo que me refiero.
He leído por ahí que Björk no tenía ninguna experiencia en esto de la actuación antes de hacer “Dancer in the Dark”. Cuando lo leí, me quedé pensando que, entonces, cómo podía ser posible que hubiese estado ante una de las actuaciones más encandiladoras que he visto... con una actuación que podría calificar como “perfecta”, porque en ningún momento ves un típico truco de actor, un gesto de los que se suelen repetir, etc. Entonces lo comprendí... lo que yo había visto no era una actuación, era algo aún más precioso, porque no era sólo algo artístico, sino también algo emocional: Björk se había convertido, durante el rodaje de esa película, en Selma Jezková. Como bien dicen en otras críticas, no interpreta, sino que “siente” al personaje, es como si, por usar una metáfora, Selma poseyese el cuerpo de Björk durante las dos horas de la película. Como no creo que eso haya ocurrido, entiendo que Björk dijese que jamás volvería a hacer otra película... debió ser agotador. Pero los que hemos visto su maravilloso trabajo se lo agradecemos.
(Dejo el resto de la crítica en la zona spoiler. NO CUENTO DETALLES DEL FINAL, lo que pasa es que no me cabía todo aquí).
He leído por ahí que Björk no tenía ninguna experiencia en esto de la actuación antes de hacer “Dancer in the Dark”. Cuando lo leí, me quedé pensando que, entonces, cómo podía ser posible que hubiese estado ante una de las actuaciones más encandiladoras que he visto... con una actuación que podría calificar como “perfecta”, porque en ningún momento ves un típico truco de actor, un gesto de los que se suelen repetir, etc. Entonces lo comprendí... lo que yo había visto no era una actuación, era algo aún más precioso, porque no era sólo algo artístico, sino también algo emocional: Björk se había convertido, durante el rodaje de esa película, en Selma Jezková. Como bien dicen en otras críticas, no interpreta, sino que “siente” al personaje, es como si, por usar una metáfora, Selma poseyese el cuerpo de Björk durante las dos horas de la película. Como no creo que eso haya ocurrido, entiendo que Björk dijese que jamás volvería a hacer otra película... debió ser agotador. Pero los que hemos visto su maravilloso trabajo se lo agradecemos.
(Dejo el resto de la crítica en la zona spoiler. NO CUENTO DETALLES DEL FINAL, lo que pasa es que no me cabía todo aquí).
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
El hecho de hacer una parte musical de vez en cuando me parece un gran acierto, y eso que no me suelen gustar los musicales. Pero, precisamente, es otra de las cosas que hacen tan especial a esta cinta, y es que los musicales suelen destacar por sus kilos de azúcar, sus toques de humor, sus bailes irracionales (me refiero a lo de que todo el mundo se ponga a bailar sin sentido... cosa que a algunos les encanta y a otros, entre los que me incluyo, les saca de la película, pero siempre lo he visto como una licencia y, como tal, no lo he considerado a la hora de “puntuar mentalmente” una peli), su final feliz a pesar de (si las hay) las adversidades, etc. Por todo esto, “Dancer in the Dark” puede considerarse como “el antimusical” (perdonadme si hay otra peli que ya hizo antes esta innovación, pero si la hay, no la conozco): los bailes no surgen de la nada, sino que son alucinaciones de la protagonista (en un intento por escapar de tanta miseria) que ocurren en tiempo real, el azúcar brilla por su ausencia, como el humor (salvo por la simpatía que despierta el personaje de Björk y por algunas interacciones entre éste y el de Catherine Deneuve), y sobre el final feliz, pues el que haya visto la película podrá contestarse a sí mismo.
Otra virtud, ya no en el aspecto artístico, es que el uso de la cámara en mano, al estilo documental, consigue no marear (cosa que siempre me pasa cuando se usa esa técnica). De todos modos, creo que la película hubiese quedado aún mejor si no hubiese sido filmada de ese modo.
Eso sí, una advertencia... “Dancer in the Dark” es una película que te llega, que conecta con tus emociones, como he dicho antes. Pero hay que saber en qué situación verla: ni se te ocurra verla si estás bajo de ánimo, o si eres una persona extremadamente sensible. O, si lo haces, al menos ve hecho ya a lo que te vas a encontrar. Porque el tramo final se las trae y, sobre todo, la última escena (de nuevo, quien la haya visto me entenderá) es de lo más brutal que he visto en mucho tiempo, un paso nada gradual de la alegría al horror.
Otra virtud, ya no en el aspecto artístico, es que el uso de la cámara en mano, al estilo documental, consigue no marear (cosa que siempre me pasa cuando se usa esa técnica). De todos modos, creo que la película hubiese quedado aún mejor si no hubiese sido filmada de ese modo.
Eso sí, una advertencia... “Dancer in the Dark” es una película que te llega, que conecta con tus emociones, como he dicho antes. Pero hay que saber en qué situación verla: ni se te ocurra verla si estás bajo de ánimo, o si eres una persona extremadamente sensible. O, si lo haces, al menos ve hecho ya a lo que te vas a encontrar. Porque el tramo final se las trae y, sobre todo, la última escena (de nuevo, quien la haya visto me entenderá) es de lo más brutal que he visto en mucho tiempo, un paso nada gradual de la alegría al horror.