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8
7.7
23,623
Mystery. Drama. Horror
A man is trapped in a phone box, unable to get out even with the help of several passers-by. Eventually, mysterious men, apparently from the telephone company, arrive and carry the box off, with the man still inside. His relief at possibly being rescued soon turns to terror when he sees where the box is being taken and what may become of him...
Language of the review:
- es
February 24, 2021
5 of 5 users found this review helpful
La película da comienzo con unos operarios colocando una cabina telefónica en medio de un parque, sin nada alrededor. La cabina destaca por su color rojo intenso, algo que simboliza el peligro, la tentación o el deseo. El hijo del protagonista introduce accidentalmente su balón en el interior de la cabina, y cuando éste ya se ha ido en el autobús escolar, su padre decide entrar en la cabina (sigue en el spoiler)
*Después de mi interpretación del metraje en el spoiler, dedico unas líneas a valorar el gran trabajo que realizan Mercero y Garci con una gran dirección y un buen guión sin apenas diálogo. Es muy difícil condensar en media hora tantos mensajes y que cada detalle, por muy breve que sea, tenga tanta relevancia, y eso se logra con la cámara. He de decir que escribo esto después de un revisionado, en su momento "La cabina" pasó sin pena ni gloria por mi retina, pero esta vez me detuve a fijarme en esos detalles de los que está llena la obra. A López Vázquez le dejamos de oír muy al principio de la película, igual que todas las personas que le rodean, pero que no le oigamos no quiere decir que no le escuchemos.
*Después de mi interpretación del metraje en el spoiler, dedico unas líneas a valorar el gran trabajo que realizan Mercero y Garci con una gran dirección y un buen guión sin apenas diálogo. Es muy difícil condensar en media hora tantos mensajes y que cada detalle, por muy breve que sea, tenga tanta relevancia, y eso se logra con la cámara. He de decir que escribo esto después de un revisionado, en su momento "La cabina" pasó sin pena ni gloria por mi retina, pero esta vez me detuve a fijarme en esos detalles de los que está llena la obra. A López Vázquez le dejamos de oír muy al principio de la película, igual que todas las personas que le rodean, pero que no le oigamos no quiere decir que no le escuchemos.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Probablemente no tenía intención de hacer ninguna llamada, pero esa cabina ahí puesta despertó su curiosidad, como posiblemente despertó la curiosidad de muchos que entraron a las demás cabinas. Su angustia se acaba convirtiendo en un show para los vecinos, que empiezan a acudir en masa a presenciar el espectáculo: un hombre encerrado. Algunos intentan ayudarle a escapar, aunque son intentos de lograr el reconocimiento y el mérito ante los espectadores más lo que les impulsa a intentar ayudarle que la propia necesidad de auxilio del protagonista. Cuando ven que con su idea e intención inicial (fuerza, cerradura, tornillos, etc) no pueden conseguirlo, se desentienden y se marchan.
Pasa el tiempo y decenas de personas rodean la cabina, parece que divirtiéndose a costa del sufrimiento de un hombre que apenas puede moverse, al que no pueden escuchar y que probablemente dentro de poco quede asfixiado por la falta de oxígeno. Los bomberos acaban por llegar, y justo en el momento en el que se disponen a romper el techo para sacarle, llega el camión de los operarios que trajeron la cabina, y se la llevan con el hombre dentro.
Durante el trayecto hacia quién sabe dónde, vemos al hombre atravesar diferentes etapas. En un primer momento, debido al tráfico, el camión se detiene junto a un entierro. Los allegados lloran el féretro del difunto, un féretro que curiosamente tiene el mismo aspecto que la cabina, solo que está tumbada en lugar de estar de pie, y es negro en lugar de rojo.
Más adelante, se cruza con otro camión exactamente igual. Otro hombre, de aspecto muy parecido al suyo, está encerrado y siendo transportado, aunque la actitud de éste parece más derrotista. El protagonista grita y se le puede leer en los labios un nítido "¿Por qué estamos aquí?". Después de la sucesión de acontecimientos tan surrealista que está viviendo, se llega a plantear que hay una razón escondida detrás de todo eso y que no es fruto del azar ni de un error. El hombre le responde con un encogimiento de hombros, y a partir de aquí comienza la resignación de nuestro protagonista. No lucha por salir y se limita a observar el paisaje. Niños jugando, carreteras, edificios en construcción, árboles... Hasta que se topa con unos trapecistas que probablemente estén ensayando su próximo número circense, quienes son los únicos que parecen observarle y entender el padecimiento del hombre.
El camión llega a lo que parece una presa, y en su interior se ve toda una industria de estas mismas cabinas, y otras tantas llenas de cadáveres. Algunos consumidos por el tiempo, y otros más recientes, como el de aquel tipo con el que se cruzó en la carretera, que no soportaron la situación y pusieron fin a su vida con el cable del teléfono.
No deja de ser irónico que algo creado para la comunicación impida al protagonista ser escuchado y escuchar, y convirtiéndose de forma trágica en una prisión, que presumiblemente acabará siendo su féretro. Rojo y vertical, pero féretro al fin y al cabo.
Pasa el tiempo y decenas de personas rodean la cabina, parece que divirtiéndose a costa del sufrimiento de un hombre que apenas puede moverse, al que no pueden escuchar y que probablemente dentro de poco quede asfixiado por la falta de oxígeno. Los bomberos acaban por llegar, y justo en el momento en el que se disponen a romper el techo para sacarle, llega el camión de los operarios que trajeron la cabina, y se la llevan con el hombre dentro.
Durante el trayecto hacia quién sabe dónde, vemos al hombre atravesar diferentes etapas. En un primer momento, debido al tráfico, el camión se detiene junto a un entierro. Los allegados lloran el féretro del difunto, un féretro que curiosamente tiene el mismo aspecto que la cabina, solo que está tumbada en lugar de estar de pie, y es negro en lugar de rojo.
Más adelante, se cruza con otro camión exactamente igual. Otro hombre, de aspecto muy parecido al suyo, está encerrado y siendo transportado, aunque la actitud de éste parece más derrotista. El protagonista grita y se le puede leer en los labios un nítido "¿Por qué estamos aquí?". Después de la sucesión de acontecimientos tan surrealista que está viviendo, se llega a plantear que hay una razón escondida detrás de todo eso y que no es fruto del azar ni de un error. El hombre le responde con un encogimiento de hombros, y a partir de aquí comienza la resignación de nuestro protagonista. No lucha por salir y se limita a observar el paisaje. Niños jugando, carreteras, edificios en construcción, árboles... Hasta que se topa con unos trapecistas que probablemente estén ensayando su próximo número circense, quienes son los únicos que parecen observarle y entender el padecimiento del hombre.
El camión llega a lo que parece una presa, y en su interior se ve toda una industria de estas mismas cabinas, y otras tantas llenas de cadáveres. Algunos consumidos por el tiempo, y otros más recientes, como el de aquel tipo con el que se cruzó en la carretera, que no soportaron la situación y pusieron fin a su vida con el cable del teléfono.
No deja de ser irónico que algo creado para la comunicación impida al protagonista ser escuchado y escuchar, y convirtiéndose de forma trágica en una prisión, que presumiblemente acabará siendo su féretro. Rojo y vertical, pero féretro al fin y al cabo.