Vamos por partes: una nave espacial que cae en una granja, unos padres que adoptan al niño que viene dentro y resulta tener poderes: fuerza sobrenatural, lanza fuego por los ojos, rapidez extrema de movimientos, vuela... ¿Superman? podría ser, pero no, más bien estamos ante un antihéroe espacial.

El dulce niño crece feliz hasta que sus instintos despiertan y aparecen sus poderes a la par que las ganas de apuñalarse la ingle. La película contiene escenas bastante desagradables y gore, aviso, pero tampoco es que sea una carnicería sin guión.

Un punto negativo me pareció el sonido, demasiado alto por sorpresa en las escenas clave. La vi de noche y para oír diálogos subía el volumen, pero de pronto ¡zas! ruidazo y mi vecino despierto.

Lo más raro de todo es que un niño-marciano con poderes tan extremos utilice una capa y una máscara con trompa de ganchillo como si procediese de un planeta dominado por abuelas.

El final es totalmente abierto, lo que da pie a pensar en una continuación más pronto que tarde.

Si algo aprendo de esta película es que si una nave espacial cae en mi granja y trae un niño dentro no me lo quedaré.