El habitual director de filmes de terror Scott Derrickson, autor de trabajos más que interesantes en el género como Sinister (2012) o El exorcismo de Emily Rose (2005), nos deja una no tan eficaz propuesta sobre exorcismos basada en una poc creíble historia real y llena de efectismos.

El tema de los exorcismos y de la fe empieza a ser demasiado explotado en el terror hollywoodiense siendo en la mayoría poco originales y tomando las mismas fuentes, esta Líbranos del mal sería otro intento fallido, aunque no desastroso de querer de nuevo poner en liza el mal diabólico como punto base de la trama.

Eric Bana interpreta a un dedicado agente que empieza a encontrar casos verdadermanete extraños de gente comportándose de una manera poco explicable, cuando ya empiece a notar que se encuentran en peligro tanto él como su família, no tendrá más remedio que trabajar junto a un pintoresco sacerdote jesuíta especializado en exorcismos e interpretado por el siempre carismático Edgar Ramírez.

Lo que dotó de carácter y de buena mano en el género a Derrickson en sus anteriores filmes aquí se ve prácticamente desaparecido, siendo una historia poco creíble, demasiado efectista y con un clímax final que no acaba de satisfacer del todo, viéndose sin demasiada inquietud durante las casi dos horas que dura el filme.