Poco más de dos meses después del estreno de Vengadores: Infinity War, estamos de nuevo ante un proyecto del MCU. La principal pregunta que los seguidores de la larga saga marvelita se cuestionarán es: ¿Dónde estaban Ant-Man y la Avispa después de los acontecimientos de Capitán América: Civil War y durante Vengadores: Infinity War?

Pues bien, he de decir que la historia de la película no está construida basándose en la pregunta precedente, sino que crea una nueva aventura independiente de los sucesos de la trama principal que nos acontece últimamente con las películas. Evidentemente, justifica de forma más bien indirecta la ausencia del personaje de la última película marvelita.

Dicho esto, me parece injusto comparar esta nueva película con la anterior Vengadores: Infinity War. Básicamente porque los recursos tanto argumentales como de personajes y de su respectiva construcción son mucho más amplios en Vengadores: Infinity War. Aquella era un nuevo gran crossover apocalíptico que juntaba varios mundos.
Ésta no es más que una continuación de una película sobre los orígenes del personaje, y por tanto, sirve para seguir construyendo (aún más si cabe) las bases de uno de los superhéroes más carismáticos. A priori, la película puede parecer que llega a destiempo y que poco puede aportar después de la catástrofe de Vengadores: Infinity War. Veamos con qué cuenta para contrarrestar esta situación.

Para empezar, los efectos especiales. Creo que es la principal arma con la que cuenta la película. El superhéroe, como ya conocemos, no sólo es capaz de hacerse pequeño, sino que también puede hacerse gigante. La película va más allá de esto, y presenta cambios de tamaño de cosas realmente sorprendentes.

Otro punto importante es el reparto con el que cuenta. Reunir a Michael Douglas, Laurence Fishburne, Michelle Pfeiffer y Walton Goggins en una misma película es apostar por el caballo ganador. Si a eso le sumamos a otros actores como Paul Rudd, David Dastmalchian y Michael Peña, la película sube como los Mentos mezclados con Coca Cola.

La primera escena postcréditos es realmente divertida. No desvelaré más, pero es imprescindible quedarse al menos a la primera (de la segunda no digo lo mismo).

La historia es aceptable, pero no sorprende y el humor está presente en toda la película, hasta en los momentos en los que no debería de estar. Es una vuelta a las andadas de las películas ya presentadas antes de Vengadores: Infinity War. Con el paso del tiempo, pasará como una más entre las producciones de Marvel.

Esto no significa que no sea una película disfrutable. Es un gran producto de evasión y de entretenimiento, recomendable entre las producciones de la cartelera actual. Da lo que promete. Cumple con su prometido.