Hay días en los que te apetece comer bien cerdo. El cuerpo te pide una chorreante hamburguesa con patatas fritas ahogadas en ketchup o una grasienta pizza a reventar de carne y salsa barbacoa. Sabes que estás comiendo basura pero te gusta. Reconoce que te gusta pringarte y sentir la grasa dando vueltas en tu boca. A todos nos pasa a veces, es algo normal. Pues lo mismo me ocurre con algunas pelis de Van Damme. Cinematográficamente son un auténtico montón de mierda pero no me saben mal una vez las estoy viendo. "Lionheart" es un ejemplo de ello.

Aquí tragaremos fast food del bueno de la mano del belga, esta vez dedicado en cuerpo y alma a sacar pasta en la sombra para su cuñada en quiebra. La sombra serán reyertas callejeras organizadas para borrachos y drogatas y peleas a nivel profesional y semi profesional como negocio lucrativo de abyectos ricachones ahogados en un mundo de vicio y fornicio. Mostrado como si de un videojuego se tratara, nuestro musculado héroe irá atravesando por una especie de fases, niveles o peleas de orden creciente de dificultad que se iniciarán cascando a un pobre diablo bajo un meado y maloliente puente para ir progresando hasta el "jefe final" del videojuego, todo ello con sus correspondientes remuneraciones económicas y siempre de la mano de un autoproclamado manager muy necesitado de rehabilitación desintoxicadora. Esta especie de evolución será la típica de todas las pelis de Van Damme, sin aportar nada nuevo bajo el sol, en un corta y pega de toda la vida con las típicas patadas voladoras de toda la vida y su clásica muestra de trasero de toda la vida. Así que "Lionheart" es en esencia un deja-vú de "Kickboxer", "The Quest" o "Contacto sangriento", y solo cambiando el paisaje de fondo, la nacionalidad de los temibles adversarios o la técnica de noqueo final.

Creo que en estas películas intentar justificar la calidad en torno a la trama, el guión, el montaje o los diálogos es iniciar una divagación absurda acerca del sexo de los ángeles, de modo que su análisis se debe basar solamente en los instintos básicos más viscerales del ser humano, en limitarse a saciar el hambre salvaje sin entrar a analizar y desglosar la etiqueta nutricional del producto. Así que del mismo modo que toda persona de carne y hueso necesita comer, beber, cagar, mear, dormir y follar para mantener a flote la fisiología más elemental que permita su supervivencia, pues toda persona de carne y hueso también necesita de vez en cuando ver este montón de mierda para sobrevivir. Así que lo siento, pero NO puedo suspender a esta película.