Seguramente quienes lamentan que el amago de revolución creativa, experimentado por Hollywood a principios de los años 70, fuese tumbado en su segundo lustro -y especialmente en los 80- detestan a George Lucas y Steven Spielberg por razones similares a las que a mí me empujan a adorarlos. Si la primera parte de esa década sirvió para demostrar que la industria estadounidense podía reinventarse en un cine más combativo, social y arriesgado, los siguientes cinco años sirvieron para que un chaval apenas fogueado en varios trabajos para television ('Colombo', 'El Diablo sobre Ruedas') se sacara de la manga un nuevo género, el de los blockbusters contemporáneos, reformulando para ello los códigos de los tres pilares fundamentales del cine popular: el terror ('Tiburón', 1975), la ciencia ficción ('Encuentros en la 3° Fase', 1977) y los relatos de aventuras ('En Busca del Arca Perdida', 1981). Eso en tan sólo 6 años. Dicho así parece fácil. Pero jamás agradeceré lo suficiente a Lucasfilm el nacimiento del arqueólogo que heredó el legado de Allan Quatermain -con un inconfundible aderezo de chulería cascarrabias-, poniendo patas arriba mi infancia y entregando la que sigo considerando una de las mejores peliculas de aventuras de todos los tiempos.
No me explayaré hablando de la clase magistral de montaje impartida en cada persecución, porque para eso tendría que poner como ejemplo a toda la trilógía. Ni me remitiré a secuencias inolvidables como el duelo de espadas solventado por Harrison Ford a golpe de pistola, el accidentado beso de Indy y Marion Ravenwood, la fobia de un héroe gritando que 'odia a las serpientes' a bordo de una avioneta pilotada por Frank Marshall -productor de toda la franquicia- mientras suena por primera vez la 'Raiders March' de John Williams, o los soldados nazis churrascándose tras abrir el Arca de la Alianza. Cada uno de los 115 minutos de este clasicazo hablan por sí solos, y contribuyeron al nacimiento de un gigantesco icono cinematográfico. Me da igual si, como aseguraban en la estomagante 'Big Bang Theory', Henry Jones es o no un personaje determinante en cuanto sucede dentro de un guión obrado al alimón por George Lucas, Philip Kauffman y Lawrence Kasdan. A fin de cuentas, ¿qué sabrán los guionistas de una sitcom de mierda?