Existen casos alarmantes sobre cómo una pésima campaña de marketing -además de inexacta por venderla como una 'peli de chicas'- o unos posters espantosos -la mayoría de tonos fuxias o pastel, y con dianas en forma de corazóncito- pueden emborronar los puntos fuertes de una buena comedia de acción, haciendo que pase inadvertida y camuflándose entre los estrenos vacacionales. Lo malo de comparar 'El espía que me plantó' (2018, Susanna Fogel) con 'Espías como nosotros' (1985, John Landis), por ser su referencia más obvia, es que aún no sé si adjudicarle a una gloriosa Kate McKinnon la merecida categoría de ser la nueva Chevy Chase o Dan Aykroyd con sujetador. No tiene absolutamente nada que envidiar en grados de histrionismo a ninguno de los dos, a Steve Martin, Gilda Radner, Bill Murray ni muchas de las stars cómicas surgidas durante la mejor generación de SNL, mucho antes de la decadencia actual del show en que ella misma todavía participa.
A los advenedizos más devotos del injustamente relegado Paul Feig -tras el hostiazo que supuso su reboot de 'Ghostbusters'- les supondrá un soplo fresco de humor cafre y acción fuertemente influenciado por 'Cuerpos especiales' y 'Espías'. A los más veteranos degustadores de algunas de las peores -es decir, mejores- majaderías perpetradas por John Landis o Donald Petrie se les dibujará en la cara una sonrisita nostálgica. Si por el contrario no guardas gratos recuerdos de ninguno de esos realizadores, es mejor que ésta la dejes pasar también de lado.