Ande o no Millenium Media de por medio -que no es el caso- creo que la que leí hace unos días a Santiago Alverú en su crítica es una definición certera de la deriva tomada por la carrera cinematográfica de Gerard Butler: "dale un arma a Gerard Butler, y él te hará una película".
Dicho lo cual, dale el mando -o sea, los mandos de copiloto- de otra película de disparos de Gerard Butler a Ric Roman Waugh (dos entregas, las últimas de cada una de ellas a la espera de estrenarse, en 'Has Fallen' y 'Greenland') y conseguirás sacarle una interpretación emocional y físicamente pareja en testosterona y esa versatilidad dramática con la que se condiciona al escocés tanto a través de su aptitud natural a encontrar el equilibrio entre puños, plomo y palabras como el bastón de serenidad complementado por el socio y traductor "pacifista" Navid Negahban en este sprint, tan tópico como distraído, de tiroteos, traiciones y huídas a contrarreloj para un agente de la CIA al descubierto con la estrella de Bollywood Ali Fazal pisándole los talones y Travis Fimmel ('Vikings') cubriéndole las espaldas.
Como el propio Liam Neeson, pero con un margen mayor de años por delante para seguir afianzado en su propio terreno, Gerard Butler se ha convertido en un género. Y por suerte no estamos ante una excepción a la regla: 'Operación Kandahar' (2023, Ric Roman Waugh) es otra nueva gominola del Leónidas post-abdominales para quienes no nos cansamos de masticarlas y engullirlas. Dame plomo y dime tonto.
Una 'Syriana' de cine de barrio con más intercesos dramáticos de los que demanda su público potencial y objetivo.